DEFINICIÓN:
El duelo puede ser definido como el proceso por el que atraviesa una
persona ante la muerte de un ser querido, aunque también se ha
reconocido que puede ser experimentado ante cualquier pérdida, por
ejemplo, la pérdida de un objeto físico o simbólico. Esta es una
definición general, que permite incluir a algunos de los autores más
relevantes que han trabajado en el tema (Freud, 1917; Lindemann, 1944;
Bowlby, 1961; Rando, 1983; Parkes & Weiss, 1983; Niemeyer, 2000;
Warden, 1983).
El término duelo, se origina en dos raíces
latinas, dolus (dolor) y duellum (desafío). Visto de esta forma el
duelo es un proceso doloroso (que afecta tanto física como
psíquicamente) en el que el doliente tiene que enfrentarse con su
sentimiento de pérdida y atravesar una serie de fases para superación de
dicho proceso, es por esta razón un desafío para la persona que lo
afronta, pues debe recomponer su universo simbólico.
MOTIVOS DE UN DUELO:
Todos los seres humanos sufren distintas y múltiples pérdidas durante
el transcurso de la vida, por lo que es inevitable atravesar un proceso
de duelo, ellas pueden ser:
* Muerte de un ser querido
* Pérdida de un embarazo
* Pérdida del trabajo
* Siniestros (pérdida de la casa)
* Situaciones de abandono
* Divorcio o separación
* El diagnóstico de una enfermedad crónica, grave o invalidante
* La pérdida de algún miembro o capacidad física
* En la adolescencia, la pérdida del cuerpo de la niñez
* En la vejez, la pérdida del cuerpo de la juventud
FASES DEL DUELO.
Fase de evitación
La persona está agobiada por el impacto,
se siente embotada, incrédula, desorientada, confundida, incapaz de
comprender lo que pasó. Existe un deseo de evadir el terrible hecho de
haber perdido al ser amado, una reacción de shock debido a que no es
posible asimilar la realidad de la pérdida. También suele producirse una
interrupción de los aspectos automáticos y cotidianos de la vida.
La
mayoría de los autores incluye en la fase de evitación tanto el shock o
embotamiento como la negación ante el reconocimiento inicial de lo
sucedido. Después del shock se produciría el comienzo de un darse cuenta
intelectual. Este hace aparecer la negación, que también es natural y,
en este punto, terapéutica, al permitir ir absorbiendo la realidad
lentamente, previniendo el verse superado. Parkes y Weiss (1983) agregan
que el deudo desarrolla una explicación de la pérdida, identificando
alguna causa inevitable de la muerte, lo que le permitiría bajar la
vigilancia y ansiedad de enfrentar una nueva pérdida.
Fase de Confrontación
En
esta fase se sienten las emociones más intensas, aunque la expresión de
estas es variable. Según Bowlby (1980), se caracteriza por una
motivación poderosa de recuperar el objeto perdido y por la presencia de
rabia.
Existe un estado de excitabilidad psicológica aumentada,
que se manifiesta como irritabilidad, ansiedad, tensión y que formaría
parte de la conducta de búsqueda. El doliente repasa obsesivamente todos
los hechos de la vida del ser perdido, las circunstancias de su muerte,
qué se pudo y no pudo haber hecho. Según Parker y Weiss (1983) esta es
la característica más típica del duelo. Incluso se puede manifestar de
manera física, a través de dolores y visiones. Se describe una sensación
de sentir la presencia del ser querido y de sueños vívidos.
Se
fluctúa entre esta búsqueda y el desengaño repetido, la esperanza
intermitente, la rabia y la culpa. Pero al mismo tiempo, en forma
paralela a este proceso, habría una tristeza profunda, añoranza, congoja
y accesos de llanto, como una forma de reconocer que la recuperación es
imposible (Bowlby, 1980). Existen dos emociones habitualmente
presentes en esta fase y que causan problemas por la respuesta social
que gatillan (Rando, 1984). La rabia, emoción que siempre se espera como
respuesta a la deprivación de algo deseado y que se considera la
emoción más importante de esta etapa (Bowlby, 1980). Se puede dirigir a
otras personas o cosas y es común que sea contra el difunto, lo que es
complicado por ser mal visto por la sociedad. La otra emoción difícil de
acoger por los demás como normal y esperable es la culpa. Puede haber
culpa por estar vivo y que el amado no lo esté; por no haberlo protegido
de la muerte; por sentir rabia o por sentir alivio, al verse
libre de una gran responsabilidad. Incluso el hecho de llorar puede generar culpa, si se percibe como una pérdida del control.
Hay
numerosos síntomas depresivos que se dan como parte del duelo, sin
constituirse necesariamente en una depresión propiamente tal como:
aledonia, retraimiento social, apatía, desesperanza, pérdida de
concentración y de la capacidad para tomar decisiones, síntomas
fisiológicos como problemas de sueño y alimentación, etc.
Fase de establecimiento
Solo
si se tolera la emocionalidad de la etapa previa se puede llegar a
aceptar que la pérdida es permanente y a moldear la vida con una nueva
forma. Esta redefinición de sí mismo implica renunciar definitivamente a
toda esperanza de recuperar a la persona perdida (Bowlby, 1980). Esta
fase es una gradual declinación del duelo, marcando el inicio de la
reinserción emocional y social al mundo cotidiano. El individuo empieza a
examinar su nueva situación y a considerar las posibles maneras de
enfrentarla.
Hola quisiera saber de dónde son y si poseen AT para acompañar un duelo. Gracias
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