Acompañante Terapéutico (Blog sobre recursos. Servicio profesional)

jueves, 29 de agosto de 2013

AT en el proceso de Duelo (1). ¿Qué es el duelo?

 DEFINICIÓN:
 El duelo puede ser definido como el proceso por el que atraviesa una persona ante la muerte de un ser querido, aunque también se ha reconocido que puede ser experimentado ante cualquier pérdida, por ejemplo, la pérdida de un objeto físico o simbólico. Esta es una definición general, que permite incluir a algunos de los autores más relevantes que han trabajado en el tema (Freud, 1917; Lindemann, 1944; Bowlby, 1961; Rando, 1983; Parkes & Weiss, 1983; Niemeyer, 2000; Warden, 1983).

 El término duelo, se origina en dos raíces latinas, dolus (dolor) y duellum (desafío). Visto de esta forma el duelo es un proceso doloroso (que afecta tanto física como psíquicamente) en el que el doliente tiene que enfrentarse con su sentimiento de pérdida y atravesar una serie de fases para superación de dicho proceso, es por esta razón un desafío para la persona que lo afronta, pues debe recomponer su universo simbólico.

 MOTIVOS DE UN DUELO:
 Todos los seres humanos sufren distintas y múltiples pérdidas durante el transcurso de la vida, por lo que es inevitable atravesar un proceso de duelo, ellas pueden ser:

* Muerte de un ser querido
* Pérdida de un embarazo
* Pérdida del trabajo
* Siniestros (pérdida de la casa)
* Situaciones de abandono
* Divorcio o separación
* El diagnóstico de una enfermedad crónica, grave o invalidante
* La pérdida de algún miembro o capacidad física
* En la adolescencia, la pérdida del cuerpo de la niñez
* En la vejez, la pérdida del cuerpo de la juventud

 FASES DEL DUELO.
 Fase de evitación
La persona está agobiada por el impacto, se siente embotada, incrédula, desorientada, confundida, incapaz de comprender lo que pasó. Existe un deseo de evadir el terrible hecho de haber perdido al ser amado, una reacción de shock debido a que no es posible asimilar la realidad de la pérdida. También suele producirse una interrupción de los aspectos automáticos y cotidianos de la vida.
La mayoría de los autores incluye en la fase de evitación tanto el shock o embotamiento como la negación ante el reconocimiento inicial de lo sucedido. Después del shock se produciría el comienzo de un darse cuenta intelectual. Este hace aparecer la negación, que también es natural y, en este punto, terapéutica, al permitir ir absorbiendo la realidad lentamente, previniendo el verse superado. Parkes y Weiss (1983) agregan que el deudo desarrolla una explicación de la pérdida, identificando alguna causa inevitable de la muerte, lo que le permitiría bajar la vigilancia y ansiedad de enfrentar una nueva pérdida.

 Fase de Confrontación
 En esta fase se sienten las emociones más intensas, aunque la expresión de estas es variable. Según Bowlby (1980), se caracteriza por una motivación poderosa de recuperar el objeto perdido y por la presencia de rabia.
 Existe un estado de excitabilidad psicológica aumentada, que se manifiesta como irritabilidad, ansiedad, tensión y que formaría parte de la conducta de búsqueda. El doliente repasa obsesivamente todos los hechos de la vida del ser perdido, las circunstancias de su muerte, qué se pudo y no pudo haber hecho. Según Parker y Weiss (1983) esta es la característica más típica del duelo. Incluso se puede manifestar de manera física, a través de dolores y visiones. Se describe una sensación de sentir la presencia del ser querido y de sueños vívidos.
 Se fluctúa entre esta búsqueda y el desengaño repetido, la esperanza intermitente, la rabia y la culpa. Pero al mismo tiempo, en forma paralela a este proceso, habría una tristeza profunda, añoranza, congoja y accesos de llanto, como una forma de reconocer que la recuperación es imposible (Bowlby, 1980). Existen dos emociones habitualmente presentes en esta fase y que causan problemas por la respuesta social que gatillan (Rando, 1984). La rabia, emoción que siempre se espera como respuesta a la deprivación de algo deseado y que se considera la emoción más importante de esta etapa (Bowlby, 1980). Se puede dirigir a otras personas o cosas y es común que sea contra el difunto, lo que es complicado por ser mal visto por la sociedad. La otra emoción difícil de acoger por los demás como normal y esperable es la culpa. Puede haber culpa por estar vivo y que el amado no lo esté; por no haberlo protegido de la muerte; por sentir rabia o por sentir alivio, al verse
libre de una gran responsabilidad. Incluso el hecho de llorar puede generar culpa, si se percibe como una pérdida del control.
 Hay numerosos síntomas depresivos que se dan como parte del duelo, sin constituirse necesariamente en una depresión propiamente tal como: aledonia, retraimiento social, apatía, desesperanza, pérdida de concentración y de la capacidad para tomar decisiones, síntomas fisiológicos como problemas de sueño y alimentación, etc.

 Fase de establecimiento
 Solo si se tolera la emocionalidad de la etapa previa se puede llegar a aceptar que la pérdida es permanente y a moldear la vida con una nueva forma. Esta redefinición de sí mismo implica renunciar definitivamente a toda esperanza de recuperar a la persona perdida (Bowlby, 1980). Esta fase es una gradual declinación del duelo, marcando el inicio de la reinserción emocional y social al mundo cotidiano. El individuo empieza a examinar su nueva situación y a considerar las posibles maneras de enfrentarla.

1 comentario:

  1. Hola quisiera saber de dónde son y si poseen AT para acompañar un duelo. Gracias

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